Entre 1957 y 1963, 100.000 sefarditas huyeron de Marruecos. Cuando el país logra la independencia en 1956, vivían cerca de 200.000 judíos y solamente las elites y una parte de la burguesía y de los intelectuales podían abandonar el país o estaba a punto de hacerlo, habitualmente vía Francia.

Judíos de Oujda se preparan para salir clandestinamente por Melilla.
La gran masa del pueblo: artesanos, comerciantes, vendedores ambulantes y agricultores judíos, permanecían en el país ante la prohibición de abandonarlo, ya que las autoridades alauitas temían que la masiva salida de judíos pudiera colapsar la economía del país.

Judíos marroquíes esperan en el campamento de Gibraltar embarcar para su traslado final a Israel.
Es a partir de ese momento cuando se crean redes que organizan el paso de los judíos marroquíes a Ceuta y Melilla desde donde poder salir con rumbo a Israel vía Gibraltar o Marsella.

El transatlántico «Israel» de la Compañía israelí ZIM, era uno de los dos barcos que realizaba la travesía con judíos desde Gibraltar hasta Haifa.
Desde Oujda, Fez o Larache, aunque también Casablanca, se organizaron grupos para la emigración clandestina a través de Melilla, en varias operaciones en las que jugó un papel muy importante el judío melillense, José Suisa Chocrón.
Al igual que en Ceuta, no todas las operaciones tuvieron éxito. En el mejor de los casos, los grupos de emigrantes ilegales eran interceptados por la policía marroquí y encarcelados, como ocurrió con el grupo de la llamada “Operación Sardina”, que partió desde el norte de Marruecos en dirección a Melilla. En el peor de los casos, en un viaje no exento de riesgos debido a las condiciones de la clandestinidad, los emigrantes podían sufrir accidentes e incluso perder la vida.

Judíos marroquíes ortodoxos en la cubierta del barco que los lleva a Tierra Santa.
Otras veces se utilizaban embarcaciones pesqueras, yates o simples motoras, para trasladar a los grupos de emigrantes hebreos hasta Gibraltar, que ejerció en este periodo el papel de enlace entre los activistas en Marruecos, Ceuta y Melilla y las agencias responsables en Israel. El peñón inglés contaba incluso con una oficina, ya que desde allí debían embarcar los distintos grupos de emigrantes en transatlánticos israelíes de la compañía ZIM, con destino al país hebreo.

Uno de los barcos que realizaba la travesía clandestina con judíos desde el Norte de Marruecos hasta Gibraltar donde tenía su base era el Mons Calpe.
Una de estas embarcaciones utilizadas para el paso de emigrantes desde Melilla hasta Gibraltar fue el Egoz, cuyo nombre original era Pisces, y en algunos lugares constaba como Price. Se trataba de una embarcación pequeña de bandera hondureña, al parecer propiedad de un escocés llamado Thomas Scott y afincado en Gibraltar, donde tenía base la embarcación. La tripulación estaba compuesta por un patrón, un motorista y tres marineros, todos de La Línea de la Concepción.

El malogrado Pisces (Egoz), varado en Gibraltar.
Este barco de mercancías, que al parecer ya había sido alquilado unas 13 veces para esta misma operación, permitía transportar a varias decenas de emigrantes en una travesía larga, entre alguna playa del norte de Marruecos y Gibraltar, unos 300 kilómetros aproximadamente, distancias que las barcas de pesca habituales no podían realizar con ese peso.
El ceutí Carlos Medina, que estaba al mando del grupo que ayudaba al paso clandestino de judíos por Ceuta, elaboró un informe a sus superiores donde mostraba su disconformidad de utilizar el Egoz debido a su estado. Este informe que fue ignorado por completo, junto parece ser la falta de profesionalidad de la tripulación, pudo haber influido en la catástrofe.

El ceutí Carlos Medina, emitió un informe a sus superiores donde desaconsejaba el uso del Pisces para el traslados de personas debido a su mal estado.
El 10 de febrero de 1961, embarcaron 42 emigrantes judíos, entre ellos mujeres y niños, en las cercanías de Melilla y partió rumbo a Gibraltar a pesar del temporal de levante que azotaba el mar de Alborán.
Esa misma noche, frente a las costas de Alhucemas, el Egoz no pudo más y su casco se resquebrajó abriéndose una vía de agua que arrastró la embarcación a las profundidades. La situación se convirtió en un trágico caos, en el que el patrón y dos marineros lograron hacerse con el único bote disponible, mientras que los pasajeros se vieron obligados a saltar al mar únicamente con chalecos salvavidas.

Unas horas después, el pesquero almeriense Cabo de Gata, rescataba al capitán y a los dos tripulantes, pero nada pudo hacer por la vida de los cuarenta y dos pasajeros.
Sólo se pudieron encontrar 22 cuerpos, que fueron conducidos al hospital de Alhucemas para su identificación, y una vez realizada, fueron sepultados en una parcela del cementerio cristiano de aquella localidad.

Los 22 cuerpos rescatados del naufragio en el hospital de Alhucemas.
Después de ser interrogados por la policía, los tres supervivientes fueron detenidos y acusados de transportar emigrantes clandestinos. A pesar de que el capitán había declarado que ignoraba la nacionalidad de los pasajeros, Rabat aseguró que se trataban de marroquíes de confesión judía que desde Melilla se dirigían a Gibraltar con el propósito de continuar viaje hacia Israel.

Aunque aquella noche no hacía buen tiempo y días atrás ya hubo varios naufragios cerca de Melilla, según algunos el barco no era tan viejo como para no haber resistido un temporal, y tampoco se hundió tan lejos de la costa como para que solo hubiera tres supervivientes.
La prensa de la época narró cómo el capitán dio unas coordenadas erróneas al pedir auxilio, más lejos de lo que en realidad estaban de las playas de Alhucemas, a las que sorprendentemente nadie llegó a poner pie, pese a estar cerca y llevar chalecos salvavidas.
Vecinos de la bahía de Alhucemas, incluso les oyeron gritar aquella noche, según los escasos testimonios que se pudieron reunir.

Cementerio español de Alhucemas donde fueron enterradas las víctimas en un principio.
La tragedia del naufragio del Egoz (Pisces), destapó las actividades de los agentes sionistas en Marruecos y atrajo la atención internacional sobre la difícil situación de los judíos del país y su arriesgada huida. Pocos meses después, parece ser que a cambio de una suma de dinero bastante importante, el rey Hassan II flexibilizó la política de Marruecos con respecto a la emigración de sus hebreos a Israel, y unas 80.000 personas más pudieron marcharse a ese país entre 1961 y 1964.

En 1992, fueron trasladados los 22 cuerpos desde Marruecos hasta el el cementerio del Monte Herzl en Jerusalem.
A día de hoy, todavía no están claros los motivos del naufragio, ya que parte de la documentación todavía permanece clasificada tanto en España como en Israel. El por qué esta tragedia sigue inmersa en tanto secretismo, hace pensar que también planee la posibilidad de un sabotaje.
En 1992, el rey Hassan II de Marruecos permitió el traslado de los 22 cuerpos a Israel. La fecha se fijó para el 29 de noviembre del mismo año, en una operación secreta llamada Ayelet Hashahar. El entierro tuvo lugar con todos los honores en el cementerio del Monte Herzl de Jerusalem.

Lápidas con los nombres de los cuerpos que no fueron encontrados.

Ceremonia que tuvo lugar en 2008 en recuerdo de la catástrofe.

El entonces Presidente de Israel Shimon Peres participó en la ceremonia.

Monumento a las víctimas del Egoz en Ashdod.

Monumento a las víctima del Egoz en Dimona.

Monumento en el Monte Herzl en Jerusalem.

Fotografías y nombres de 27 de los fallecidos en el naufragio.
Fuentes: Mayte Ojeda (Instituto de Estudios Ceutíes. Solly Anidjar (Dafina.net).